Como se señaló en un comienzo, la politización que se desarrolla en las hinchadas de fútbol y específicamente en la agrupación Nuestra Cruzada no es propia ni exclusiva de este espacio, ya que según diversos autores la sociedad chilena viene viviendo un proceso de politización desde las movilizaciones del año 2011, que se ha visto intensificado con el mayo feminista del 2018 y el estallido social del 2019. Así, Follegati (2018) plantea que la creación de las actuales orgánicas feministas ha vuelto a vincular la relación entre patriarcado y capitalismo, apuntando a una crítica de índole estructural del sistema patriarcal como forma de reproducción de las desigualdades.