Aparecieron en el Fraser’s tras la muerte del autor, y por su humor y facultades narrativas merecen los elogios que Carlyle les otorga. Lejos de disgustar a sus seguidores y directivos, la camiseta unicolor fue del agrado de la mayoría, dejando el color rojo como segunda elástica en la mayoría de temporadas. Era fundamentalmente escocés y, a pesar de la amplitud de sus inclinaciones afectivas, su mejor poesía es mística y metafísica antes que romántica.